El director del Instituto de la Juventud, Javier Gallego, que presentó hoy el estudio sobre ‘La situación económica y social de la juventud de Castilla-La Mancha 2008’, dijo que “la mayor formación inicial y la más tardía incorporación de los jóvenes al mercado laboral pueden asegurar en mayor medida la emancipación juvenil, el mantenimiento en el empleo y la satisfacción en el puesto de trabajo”.
Este primer estudio sobre situación general de la juventud abre una nueva línea de trabajo para conocer mejor las características particulares de la población joven por parte del Gobierno regional con el objetivo de dar una mejor respuesta a las necesidades de este grupo, como parte del proceso de diseño del III Plan Joven.
Se prevé la repetición cada cuatro años de este estudio general para poder tener una referencia evolutiva, además de impulsar a través del futuro Observatorio de la Juventud, estudios sobre aspectos concretos de interés juvenil de manera continuada.
El estudio presentado hoy ha sido elaborado gracias a la colaboración del Instituto de Estadística de Castilla-La Mancha, utilizando una muestra sobre más de 2.300 jóvenes de la región, lo que le dota de elevada validez y utilidad estadística para el conocimiento de la juventud entre los 15 y los 29 años.
En él se analizan las tendencias de la juventud en materia educativa, formativa, empleo, valores, utilización del tiempo o evolución demográfica, utilizando para ello, además de la amplia muestra, numerosas fuentes secundarias disponibles de manera dispersa por parte de organismos e instituciones diversas, pudiendo realizar una visión genérica de los y las jóvenes.
La juventud representa el 20,4% de la población total de la región, ligeramente superior a la media nacional, que se sitúa en el 19,7%. La llegada de población extranjera ha hecho incrementar nuestra población y posibilitado el rejuvenecimiento de la misma, especialmente en los últimos cuatro años, siendo dicha presencia aún ligeramente inferior a la media nacional, ya que se sitúa en el 14,4%, frente al 15,1% en toda España.
La mayor parte de la juventud se mantiene desarrollando alguna actividad, siendo la más destacable el estudio en exclusiva, labor a la que se dedica el 38,1%; en segundo lugar el trabajo, fundamentalmente por cuenta ajena, ya que el 35,3% es asalariado, frente a un 3,8% que lo hace por cuenta propia; y un tercer grupo, que compagina estudio y trabajo, el 12,3% del total. El 6,3% se manifiesta parado y buscando el primer empleo el 2,1% de la encuesta.
Se ha ido dando un proceso de elevación del nivel formativo de la población joven, teniendo terminada la enseñanza secundaria el 57,4%, y estudios universitarios el 21,1%, lo que supone una amplia mayoría, que se suma a quienes tienen estudios primarios 20% (que en gran parte están cursando secundaria y aún no la han finalizado) y un muy pequeño grupo de 1,2% que se manifiesta sin estudios.
Emancipación
Los datos muestran, en cuanto al proceso de emancipación, que aumenta el número de personas que viven fuera del hogar familiar conforme avanza la edad, ya que mientras el 96,3% de los menores de 19 años viven con su familia, este porcentaje desciende al 67,6% en el grupo de mayores de 25 años. Los hombres jóvenes (84,4%) permanecen en mayor proporción en sus hogares familiares que las mujeres jóvenes (78,2%), siendo más temprana la creación de un hogar propio para ellas.
Los motivos por los que la juventud decide vivir fuera del hogar familiar son principalmente buscar la propia autonomía (26,7%), poder continuar con los estudios (24,9%) y formar familia propia (24,5%), manteniéndose en los dos primeros grupos una amplia dependencia del joven respecto a su hogar de origen.
La mayoría de los que viven fuera del hogar familiar lo hacen en alquiler, el 43,9 por ciento, aunque también es destacable la disponibilidad de vivienda en propiedad, el 36,8 por ciento, especialmente para el caso del grupo de más edad, de los 25 a los 29 años.
Son perceptibles cinco grupos de jóvenes con características diferentes en el acceso a su emancipación, dependiendo fundamentalmente de la edad, de los niveles de estudios finalizados y del nivel de renta disponible, así como la fuente de ésta, que determinan todo este proceso de abandono de la dependencia del hogar familiar.
En el grupo más dependiente están los jóvenes de menor edad, mayoritariamente estudiantes, que viven con sus padres y dependen de los ingresos familiares. Pertenecen a este primer grupo el 65% de jóvenes de 15 a 19 años y el 28,4% de quienes tienen entre 20 y 24 años.
Existe un segundo grupo que mantiene dependencia de los padres pero dispone de algún ingreso fuera de la familia o prestación por desempleo, son también muy jóvenes, en la franja de 20 a 24 años, el 42,8 por ciento. Además, el 36,4 por ciento se sitúa entre 15 y 19 años, habiendo terminado mayoritariamente la educación secundaria. Se trata de jóvenes que estudian y trabajan, el 65,8 por ciento ha finalizado secundaria y el 17,4 estudios universitarios, por lo que se ve el deseo de continuidad de su proceso de formación.
El grupo de emancipados parcialmente cuenta con ingresos originados por la actividad laboral, entre 600 y 1.200 euros, viven en el hogar familiar el 99 por ciento, y tienen algo más de edad, ya que el 57,3 por ciento tiene entre 25 y 29 años. Existen condicionantes de disponibilidad de renta en este caso para dar el paso definitivo de abandono del hogar familiar.
La juventud emancipada es el último grupo, que tiene características similares al anterior pero vive ya fuera del hogar familiar. Además, el 34,7% cuenta con ingresos superiores a los 1.200 euros, siendo también relativamente mayor su edad, ya que tienen entre 25 y 29 años. Es un grupo con amplia presencia de jóvenes con estudios universitarios terminados, el 35,8%, o con la secundaria también finalizada, el 43,3%.
Destaca que se da mayor proporción de hombres entre quienes tienen sólo estudios primarios y mayor presencia de mujeres estudiantes universitarias. Esta situación va mejorando las oportunidades de la mujer, que sin embargo sigue manteniendo algunos rasgos de mayor inestabilidad laboral, ya que mientras que el 54,6% de los hombres trabaja con contrato indefinido, únicamente el 41,2% de las mujeres jóvenes tienen esta modalidad contractual.
Respecto al tamaño del municipio, se da mayor estabilidad en el empleo en zonas semiurbanas, ya que más de la mitad de los contratos de jóvenes son indefinidos, lo que contrasta con el 43,4% en los que viven en zonas urbanas, donde la temporalidad alcanza casi el 30% de la contratación, mientras que en el resto de municipios no alcanzan la quinta parte del total.